Los pitidos de los turismos inundaron Plaza Circular a las 11:30 horas de la mañana. La caravana de Vox empezaba y esa era la señal. Miles de coches llevaban consigo la bandera de España, que ondeaban al aire cada vez que se movían. El ambiente estaba caldeado, los enfados de los murcianos que habían acudido, era palpable.
La manifestación estaba convocada hoy, día 23 de mayo, para protestar por la gestión del Gobierno en la crisis sanitaria. También en contra de la ampliación del Estado de alarma, que se había prorrogado en el Congreso de los Diputados 15 días más. En la votación de la misma, Santiago Abascal, desde la Tribuna, había hecho un llamamiento a la ciudadanía para que se manifestara. Y, el Gobierno, asumiendo que no suponía ningún peligro para la salud de los ciudadanos la manifestación en turismo, la había permitido. Sin embargo, algunas ciudades como Barcelona, Girona y Tarragona, se habían negado a dejar que se celebrara. Pero Murcia no era una de ellas y allí estaban todos los murcianos afines a la idea de que la gestión del Gobierno de Sánchez había sido un desastre.
Rodeando la Plaza Circular, empezaron a entrar a Gran Vía de Murcia. La manifestación estaba encabezada por un Nissan Qashqai blanco, que portaba la bandera de Vox en pequeño, blanca y con las letras verdes. Algunas personas con chalecos de este último color y con letras blancas que indicaban ‘voluntario’, se empezaron a desplegar a derecha e izquierda de las aceras.
A las 11:46 la caravana estaba situada a la altura de la Plaza de la Fuensanta. Algunos de los primeros manifestantes que encabezaban la manifestación, aplaudieron mirando en dirección al Zara. El agradecimiento a Amancio Ortega por la ayuda en el transporte y donaciones para material sanitario esta ahí, justo en la puerta de una de sus tiendas. Uno de los coches, minutos después, puso el himno de España, y lo manifestantes, a tono de festejo, empezaron a aplaudir a su son.
Después de unos minutos, a las 11:55 empezaron los cánticos. Los manifestantes murcianos cantaban a coro “Sánchez, dimisión”. Las últimas filas, sin embargo, cacerola en mano, empezaron a golpearlas en señal de protesta, como meses anteriores habían hecho desde sus balcones.
Dos minutos después, los coches empezaban a avanzar. Inundaron la parte restante de la Gran Vía de pitidos. Uno de ellos, portaba una pancarta en el capó, en la que se podía leer: “Pedro Sánchez, dimisión”, en letras mayúsculas.
Al rededor de las 12:37 la caravana llegaba a la altura de la sede de Vox, donde hacían una pausa para seguir protestando. A lo lejos, los coches en Gran Vía inundaban la carretera, sin ver realmente su fin a la altura de la Plaza de la Fuensanta, donde la calle se quiebra hacia la izquierda.
Algunas de los transeúntes acompañaba la caravana a pie, con banderas de España y aplaudiendo a los coches que pasaban.
Una fila de motos, llegaba y se detenía a la altura del Puente de los Peligros, donde la policía cortaba el tráfico para que los turismos ajenos a la manifestación no entraran al recorrido.
Tras un cierto tiempo, dieron paso a la caravana, y esta siguió avanzando dirección al Malecón. Allí los coches cogían la autovía para ir dirección a la Nueva Condomina, donde terminaba el recorrido.
Un cruce de palabras
La manifestación ha transcurrido sin ningún altercado por parte de la ideología contraria. En ningún momento la policía ha tenido que intervenir para calmar ánimos o paliar dificultades en su transcurso.
Sin embargo, la ideología contraria sí se ha pronunciado. Un grupo de jóvenes, se ha acercado curioso a ver la manifestación de pasada. En el momento en el que avanzaban por la acera han gritado “Viva la República”.
Algunos de los presentes se han girado para observar al grupo, que seguía caminado bajando la Gran Vía, pero no han respondido ante el grito.
Dos hombres que pertenecían a la caravana y que estaban en sus turismos, sin embargo, como respuesta les han gritado “terroristas”. Ninguno de los miembros del grupo ha contestado y, afortunadamente, se ha quedado en eso, en un cruce de palabras ideológicas.
Los transeúntes rodeaba a la caravana de Vox por las dos aceras
De la misma manera, no todas las personas que se manifestaban desde su turismo, siguiendo la caravana de Vox.
Algunas personas se han asomado a sus balcones, bandera de España en mano, a aplaudir el transcurso del recorrido de la misma.
Otros, más curiosos, han presenciado la misma desde la acera. Todas las personas que seguían la manifestación de pie, llevaban mascarillas e intentaban mantener las distancias de seguridad. Pero el miedo al Covid-19 y a las recomendaciones sanitarias no les han frenado: aplaudían al mismo compás que la caravana avanzaba y a los pitidos de los coches, que han ido “in crecendo” conforme se acercaban a la sede del partido de Vox y avanzaban por Gran Vía.