Un verano en la infancia de: Javier Sierra, Periodista y escritor. Director y presentador de Otros mundos en #0 de Movistar+, "Me hice un corte en el dedo en un 'duelo' a espada"

MurciaNoticias, de la mano de Fermín Meseguer Mateos, traen durante el mes de agosto una propuesta refrescante de entrevistas de verano. Profesionales de distintas áreas murcianos, o que pasan sus vacaciones en nuestro litoral, hablarán de sus vacaciones de la infancia y de ahora, tradiciones, lugares de referencia y planes de verano de ayer y de hoy.

Hoy jueves, desembarca en nuestro litoral murciano, en Puerto de Mazarrón, quién sabe si en un barco fenicio recuperado del Triángulo de las Bermudas o aterrizando en una nave alienígena, Javier Sierra, todo un Premio Planeta, para participar en el ciclo Mares de papel. Lógicamente, no podía dejar pasar la oportunidad de entrevistarle a través de nuestro cuestionario veraniego. Ha aceptado la propuesta y así nos teletransporta a su infancia estival este extraordinario comunicador y gran conocedor de los enigmas del Universo... y de la vida.

Javier, ¿dónde pasabas tus veranos de infancia?

Los primeros veranos que recuerdo son los que pasábamos mi familia y yo en Masdenverge, un pueblo de Tarragona en el que mi tío José era el párroco. Nos instalábamos en una casa parroquial que era inmensa, con un desván lleno de viejas imágenes y trastos, y allí mi abuela materna me reclutaba como ayudante en la cocina. Las mañanas de aquellos días solíamos pasarlas en San Carlos de la Rápita, en el Delta del Ebro, bañándonos en unas playas de arenas infinitas.

Comida o alimento estival que recuerdas con más nostalgia.

¡La sanfaina! Un guiso de tomate que mi abuela Joaquina preparaba con esmero… Con mi ayuda, claro.

Sabor de helado favorito.

En aquellos años los sabores de los helados eran limitados, y a mí me gustaban mucho los cortes de helado de vainilla y chocolate. Aquellos sándwiches —cuanto más gruesos, mejor— eran mi perdición.

¿A qué jugabas?

Cuando nos aburríamos del fútbol o del escondite, jugábamos a hacer radio. Como mi tío tenía en casa viejos micros de la iglesia, improvisábamos un estudio de radio e imaginábamos que podíamos hacer entrevistas a personas con algo que decir.

¿Qué llevabas o comprabas en el cine de verano?

En Masdenverge no recuerdo que hubiera cine de verano. Y si lo había, nunca fuimos. Las noches de aquellos veranos las dedicábamos a corretear por la calle con los amigos y a acercarnos a algunos puestos de feria donde vendían chucherías y pequeños juguetes. Casi siempre mirábamos sin comprar.

Ahora que solo nos leen: trastada que tu familia nunca supo que hiciste.

Un día me hice un corte enorme en el pulgar derecho. Mi madre se asustó tanto que no dio importancia a cómo me lo hice. Fue durante un “duelo a espada” con unos viejos hierros que encontramos en el desván de mi tío. Mi hermano Jorge, en un lance, me clavó aquel hierro zanjando el duelo. No recuerdo si me pusieron la antitetánica, pero la cicatriz permanece.

¿Qué te prohibían hacer por imperativo familiar?

¡Bañarme después de comer! Decían que me provocaría un corte de digestión… Yo no sabía qué era eso, pero sonaba a amenaza mortal.

Tu mejor recuerdo…

Las excursiones que hacíamos con mi tío en su Seat  127 blanco por los pueblos cercanos a Masdenverge. Él conocía a todo el mundo en la zona y nos recibían como príncipes. Los nebodets, los sobrinos, éramos allí la novedad y aquellas gentes eran muy hospitalarias con nosotros.

Nombre de ese amor de verano al que nunca olvidarás.

Esos vendrían después. En campamentos de verano. Beatriz fue el más sincero.

¿Terminaste alguna vez el cuaderno de repaso para vacaciones?

Sí. Eran una tortura, pero los terminé todos.

Año 2021 d. C. Javier Sierra, en Atenas con su nueva novela, El mensaje de Pandora

Volvamos al verano actual:¿Aperitivo y bebida preferidos?

Una clara de cerveza con limón y unas patatas, a la sombra, son más que suficientes.

¿Algún libro en el equipaje para estas vacaciones?

Llevo una caja de libros encima. Y ninguno es “por placer”. Están todos conectados con mi próxima novela. Si te diera un título, desvelaría una sorpresa de la que no puedo hablar.

¿En qué se diferencia el verano de tu infancia al actual salvando la covid?

En que ahora el que conduce soy yo. ¡Y no es un 127!