A pesar de la goleada sufrida y la eliminación, Fortuna vivió una noche mágica e histórica en la Nueva Condomina
Miles de fortuneros, desplazados en autobuses y vehículos particulares, vivieron la cita histórica que tenía programada el Fortuna en Nueva Condomina. Con dignidad, el conjunto entrenado por Juanvi recibió a un rival de Primera División -cinco categorías superior- y consiguió el objetivo establecido: competir de pie, sin entregarse ni rendirse en ningún momento. La grada, ocupada por la diáspora fortunera que se produjo con el feudo murciano como destino, agradeció el esfuerzo de los futbolistas y vivió como una fiesta la elminatoria en la que el cuadro de Preferente fue goleado por el Cádiz.
Desde el comiezo quedó patente la diferencia de jerarquías, ya que recién iniciado el partido Negredo mostró sus credenciales como cabeceador adelantando a los suyos y poniendo cuesta arriba la situación a los locales ya desde el primer instante. Llegó el segundo tras una obra magistral de Jiménez y antes del apagón parcial que sufrió el recinto murcianista -se jugó más de una hora con los focos que apuntaban hacia el césped fundidos-, que mitigó ligeramente el dominio del once gaditano. A pesar de que los hombres entrenados por Cervera encarrilaron el pase en los diez minutos iniciales, los murcianos mantuvieron el tipo hasta el descanso.
Recién iniciada la reanudación se produjo el tercer tanto de la noche, otra vez anotado por el ilustre Álvaro Negredo (más tarde alcanzaría el triplete). Los locales aguataban las embestidas de su contrincante, sin embargo en la recta final el cansancio y la diferencia de físico entre ambos equipos se tradujo en una abultada goleada que no amarga un día memorable. Cuatro goles encajó Bernal cuando el choque entraba en la fase definitiva, si bien ni él ni sus compañeros capitularon voluntariamente.