Luis Enmanuel: “El título abarca un doble sentido: Tanto que decirse a uno mismo y Tanto que decirse entre nosotros“

Luis Enmanuel es un joven escritor que, esta vez, a través de su manejo de las palabras, nos trae una nueva novela: ‘Tanto que decirse’.  Bajo el sello de Ediciones Atlantis, la historia rodea dos personajes: Marcos y Sandra. Todo en esta novela es cuestionado, incluso aquellas cosas que, para nosotros, a simple vista, parecen claras. A través de la narración de Mario, nos meteremos en su mundo e indagaremos en sus deseos y preguntas más firmes, en su vida y en sus problemas personales.

Este novelista nació en Cuba el 9 de noviembre de 1998. En 2012 viajó a España y actualmente reside en Madrid. Estudia Lengua y Literatura en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha escrito poemarios como ‘Eso me ofende’, y diversas aportaciones en antologías como ‘Y lo demás es silencio’ y ‘Versos en el aire’.

Ahora, como su último debut en la literatura, hasta el momento, ha sido ‘Tanto que decirse’, novela que no dejará en indiferente a nadie y que saldrá en junio de este año a la venta.

Entrevista a Luis Enmanuel por su novela ‘Tanto que decirse’

Murcia Noticias (MN): ¿Te ha costado mucho escribir una novela? ¿Cuánto tiempo aproximadamente?

Luis: Sí; y no solo por la parte creativa. Durante el año que tomó su escritura y corrección pasé por varias interrupciones; tanto laborales y académicas como personales.

MN: ¿Se necesita de mucha constancia para terminar una completamente?

Luis: Muchísima. La disciplina es un factor clave a la hora de escribir. Si no practicas la forma todos los días, es muy probable que cueste más el proceso creativo y que no salga como pensabas. Al menos, eso ocurre conmigo.

MN: ¿Por qué el nombre de ‘Tanto que decirse’ como título del libro?

Luis: Es un reflejo de muchas situaciones. Uno tendría, por ejemplo, mucho que decirle a su amigo o a su pareja, pero ya sea por golpe social o por incapacidad no puede. El título abarca un doble sentido a tener en cuenta: Tanto que decirse a uno mismo y Tanto que decirse entre nosotros. Hay un poemario llamado “El arte perdido de la conversación”, de cuyo título nació el mío. Aunque, como he dicho antes, exista la autoconciencia entre los jóvenes, falla, por otro lado, la capacidad de conocerse y de conocer a otros.

MN: Los protagonistas son Mario y Sandra, ¿te has inspirado en personas reales para definir las características y personalidad de ambos?

Luis: Sí. También de eventos que me han tocado de cerca vistos desde otra perspectiva. Mario, por ejemplo, es la mezcla de dos personas; yo, entre ellas. No me gusta utilizar elementos autobiográficos en lo que escribo, tal vez porque veo que cuento algo que nadie quiere oír en una ficción. Sin embargo, aquí fue necesario para dar una representación correcta de la juventud.

MN: ¿Qué temas principales abordan la novela?

Luis: Tanto los temas principales como los secundarios vienen de una misma frase; la que decía Andrés Hurtado en “El árbol de la ciencia”:

“Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz adonde dirigirse”. A partir de ese sentimiento, fluyen otros temas de la novela como la decadencia del sistema educativo, la doble moral, el concepto juvenil de familia, de amistad y de romance, la necesidad de aceptación, la autoconciencia, etc… Quiero pensar que estos han sido bien plasmados en la obra.

MN: Hemos detectado que algunos de los temas coinciden con problemas actuales que tiene la juventud actual, ¿crees que es bueno plasmarlos en un escrito y darlos a conocer, como si se trataran de temas normales que suceden día a día?

Luis: Para mí es necesario. Nunca he visto útil ni apropiada la evasión de la realidad; y menos en el arte. Quiera o no, tengo un compromiso con mi época y no debo suponer a la ligera. Uno tiene el derecho de criticar a lo que ama.

MN: El libro tiene como apertura una frase de Li Shangyin, ¿por qué esa elegiste esa y no otra? ¿Qué querías expresar tú  con ella?

Luis: La poesía china es, para mí , la más bella de cualquier época. Aunque no es mi preferida, siempre he apreciado el modelo conversacional que posee. Cuando decidí trasladar este modelo a un país que carece de él, se escribió la mayor parte de la novela. Hay un poemario llamado “El arte perdido de la conversación” que explicaría el conflicto de la misma forma.

MN: Por otro lado, el epilogo de ‘Tanto que decirse’ comienza con una de Déborah García, ¿qué querías decir poniéndola ahí?

Luis: Que la nostalgia es un rasgo peligroso. Cuando uno corre de ella hace lo mejor para sí mismo. Como la juventud es la no vuelta atrás de muchas cosas, es normal que aparezca por vez primera la nostalgia; al principio acogida y más tarde rechazada.

MN: La novela cuenta con 127 páginas en total, ¿crees que las novelas deben tener un número más amplio de las mismas para ser buenas o cada escritor adecua estas a la historia que quiera contar?

Luis: Pienso que la capacidad de síntesis es importante. Algunos detalles son tan minúsculos que no merece la pena gastar espacio en ellos. Pero, como dices, uno adecua las páginas a la historia que quiera contar; siempre y cuando no se pierda el tiempo en una idea que no aporta nada.

MN: Ser un joven novelista en estos momentos donde impera la sobreabundancia de escritores debe de ser difícil, ¿crees que debería de haber una selección más detallada de los escritores que deben publicar o no sus escritos?

Luis: No está en mi capacidad que eso ocurra, sino de las editoriales, que, en su mayoría, han dado más importancia a la venta fácil que al criterio artístico. Hace unos meses, la directora de la Esfera de los Libros, Carmen de Blas, dijo en una auditorio lleno de estudiantes de Lengua y Literatura que ella prefería publicar a un autor conocido que a uno bueno. A ese nivel estamos. Como escritor estoy asustado, pero tengo el presentimiento de que todo se puede solucionar; empezando con despedir del panorama literario a personas como ella.

MN: ¿Qué movimiento literario crees que es el que más define tu estilo?

Luis: Siempre he pensado que los artistas actuales comparten el sentimiento de frustración de la Generación del 98. Aunque no tengamos la misma calidad literaria, ni de cerca, es una lección de movimiento a tener en cuenta. Creo que en nuestro caso es peor, porque llevamos años sin tener una generación propiamente dicha. Eso nos advierte de algo que en el fondo sabemos todos: identificarse como artistas será una tarea de años.

MN: ¿Qué crees que puedes aportar tú con esta novela ‘Tanto que decirse’ que otros escritores no puedan?

Luis: Confieso no haber leído a muchos escritores de mi época; por lo que esta pregunta es mucho más difícil de responder. Solo puedo aportar un punto de vista y algo que contar. He trabajado años en ambas cosas y estoy muy orgulloso de ellas.

MN: El protagonista, Mario, hace una serie de reflexiones a lo largo de la novela, ¿son pensamientos propios o fruto de lo que puede pensar la juventud hoy en día sin entrar en algo más subjetivo?

Luis: Estas reflexiones las expongo tras haber pasado la adolescencia. Han sido fruto de años, aunque siempre he tenido una mínima noción de su respuesta. Supongo que ese es el rasgo general. Las crisis existenciales de mi novela son bastante frecuentes, aunque a menudo sean tratadas como una broma. Por eso la juventud podrá encontrarse en ellas; o, al menos, eso espero.

MN: ¿Qué autores son los que más te han inspirado a la hora de escribir ‘Tanto que decirse’?

Luis: Siempre he tenido afecto por los escritores del siglo XX: Americanos como Vargas Llosa, Walt Whitman y Juan Rulfo, y de mi patria adoptiva como Pio Baroja, Machado, Lorca y Sor Juana Inés de la Cruz. Aún así, Eliseo Alberto -novelista cubano-mexicano- ocupa el puesto como máxima influencia. Sin él mi interés por escribir se había retrasado años.

MN: ¿Has encontrado el apoyo necesario en el sector editorial a la hora de publicar la novela, o has tardado algún tiempo en que una en concreto aceptara sacarla bajo su sello?

Luis: En este caso, y solo en este, “Tanto que decirse” fue aceptada a la primera por dos editoriales: Ediciones Atlantis y Europa Ediciones. No puedo decir que haya sido por suerte, ni que haya sido tan fácil. Llevo seis años intentando mover mi obra por concursos, antologías, etc... Aunque mucho de lo que he enviado no tenía valor artístico, me ha servido para conocer el panorama y adaptarme a él.

MN: ¿Crees que las redes sociales están influenciando a la hora de que la escritura se deteriore o piensas que es buen mecanismo para darse a conocer?

Luis: Ambas. Creo que la poesía y la pintura se han llevado los golpes más duros. Estamos hablando de unos medios en los que cualquiera puede publicar; tenga talento o no. Al ser director de una revista con redes sociales afiliadas, he visto más arte mediocre que malo y bueno combinados. Por otra parte, es la única forma de promoción; al menos la única efectiva.

MN: Hoy en día, el número de seguidores determina muchas veces que una editorial saque a la venta un libro, ¿qué crees que debería contar e impera más: la calidad o la cantidad? 

Luis: Cualquiera que lleve más de un año en el mundo del arte ya sabe la respuesta a esa pregunta. Sin embargo, no creo que toda la culpa sea de las editoriales. Son un negocio, al igual que las galerías, los cines y las discográficas; y la única razón por la que esta subordinación ocurre es porque a la gente le gusta. Cambian a Lorca por Defreds, a Goya por Bangsy, y llaman arte a lo que sea . El mal gusto es una epidemia, y en él impera la cantidad.

MN: ¿En qué tipo de novela se encuadraría la tuya? Romántica, ficticia...

Luis: Novela urbana, cruda e incómoda, como diría la Editorial.

MN: ¿Tienes pensado en un futuro volver a escribir alguna más?

Luis: Sí. Me considero más novelista que poeta o dramaturgo. Ahora mismo estoy en proceso de otra mientras trabajo en un guion para cortometraje.

MN: ¿Qué es lo que más te ha inspirado o animado para realizar esta obra?

Luis: La creación de un mundo en el que todo se pusiera en duda. En un primer momento no imaginaba a Mario, ni a Sandra, ni tenía una visión clara de los eventos en la novela. Lo único que sabía es que la confusión es un rasgo juvenil, y puede doler cuando se piensa en ella.

MN: Y, para finalizar, ¿qué es para ti la escritura?

Luis: La manera más brillante de decirle al mundo que tienes algo que contar.

MN: Te deseamos mucha suerte en futuras obras y proyectos, Luis. Esperamos que la novela no deje a nadie indiferente.