Sea a una o a dos manos, crear abanicos con cartas sigue siendo una interesante habilidad. Hacer juegos y trucos usando mazos de naipes, sean de baraja española o de póker, sigue siendo un pasatiempo que llama la atención a los niños y a los ya entrados en años. Esta destreza manual forma parte de lo que se conoce como prestidigitación. A continuación, te explicamos cómo hacer un abanico con un mazo de cartas.
¿Qué es la prestidigitación?
Bajo este nombre se denomina al arte de hacer juegos visuales por medio de las manos, apoyándose con elementos externos para retar la capacidad de observación y el sentido de lógica de quienes los presencien.
Forma parte del ilusionismo, en el entendido de que crea ilusiones o efectos que a simple vista parecen imposibles, sin que el espectador logre explicarse cómo pudo lograrlo. La prestidigitación se incluye también dentro de las artes escénicas, por ser una forma de magia ideal para espectáculos. La clave para lograr un truco exitoso está en la forma de usar las manos, lo cual debe hacerse de un modo tal que confunda al espectador, haciéndole concentrarse en otro aspecto para que no perciba la treta.
En primer lugar, la constancia. Este es un requisito sine qua non para conseguir la suficiente pericia motriz necesaria. Practicando y ejercitando se corrigen y se pulen los errores. Para esto se requiere de otro don como lo es la paciencia, muy necesaria durante el proceso de aprendizaje y, además, un paso duro pero necesario para desarrollar las habilidades propias de un buen prestidigitador.
Con la constancia, la práctica y la paciencia viene la familiarización con los implementos de “trabajo”, que es otra característica de todo prestidigitador. No obstante, dentro de las más importantes características, se destaca la creatividad; una mente ágil y creativa siempre tendrá la capacidad de aprovechar al máximo los recursos de los que disponga y si comete una equivocación al momento de su espectáculo, dará una respuesta simpática y aún improvisada, si se diera el caso, de manera que su público crea que lo ocurrido formaba parte de su presentación.
¿Qué principios básicos debe observar todo prestidigitador?
El ilusionista francés Eugène Robert-Houdin (1805-1871), a quien se le considera el “padre de la magia moderna”, identificó varios detalles, entre ellos la sencillez y la capacidad de visualización para los primeros efectos respecto a la trama, así como la naturalidad en los movimientos (prescindir de gestos histriónicos o rebuscados) como distintivos de un buen prestidigitador. Para Houdin, lo que realmente importaba era hacer que todos los trucos lucieran lo más naturales posible, evitando las exageraciones o bien haciendo que el público las tomara como algo normal, si era menester apelar a ellas.
El arte de crear un abanico con mazos de cartas
Para todo principiante, saber crear un abanico con las cartas es esencial. De hecho, se le considera casi un arte.
¿Qué debes hacer? En primer término, toma el mazo de naipes con desenvoltura, colocándolo entre el dedo pulgar izquierdo y los demás; coloca la mano izquierda hacia afuera, tal como lo harías al tomar un vaso con agua, con el pulgar situado próximo a ti. Luego sitúa el mazo, completamente plano y hacia abajo, entre tus dedos pulgar e índice. Coloca los dedos índice y medio tocando el reverso del mazo, poniendo la punta del dedo medio hacia la esquina derecha del mazo de cartas. Después ajusta ligeramente los naipes, sujetando el mazo cómodamente otra vez.
Luego de hacer esto, desvía la parte superior del mazo de manera que las cartas superiores se ubiquen hacia la parte derecha mucho más que los situados debajo. Con esta maniobra podrás crear un ángulo que te será muy útil para crear un abanico uniforme. Ahora forma el abanico con los naipes con el dedo pulgar derecho, llevando referido dedo hacia el límite izquierdo del mazo y al tiempo empujando las cartas con él, a fin de crear la forma propia de un abanico. Aplica una suave presión en tu pulgar al momento de hacerlos, sólo para que los naipes se desplieguen y formen el abanico.
Es posible que, al principio, tener el control y el movimiento de tantas cartas sólo a través del dedo pulgar te resulte un poco complicado; pero si continúas practicando, poco a poco lograrás hacerlo naturalmente y sin ningún impedimento. Ahora bien, sea que tengas o no mucha práctica, no muevas el abanico demasiado rápido y deja que las cartas fluyan, de modo que se vea aquello que haces sin mucho detalle y no se te descubra el truco.
Por último, trata de cerrarlo apenas usando una mano; haciéndolo con la mano libre, te será más fácil llevar los naipes a su dirección original de modo que puedas volver a formar el mazo.