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La línea directa del coronavirus: rebrotes en ocio nocturno

Carmen RomeroCarmen Romero - 21 de Julio, 2020
La línea directa del coronavirus: rebrotes en ocio nocturno

La línea directa del coronavirus está latente: los rebrotes en los locales de ocio nocturno han hecho que Murcia tenga una afluencia latente de contagios.

Muchos de los locales que han recogido este tipo de actividades, no han visto -o no han querido ver-, que había un peligro latente en sus paredes. El coronavirus danzaba entre las personas. Las mismas que, entre cubata, botellas y bailes, se han mezclado hasta crear una masa de gente en la que no importaba un positivo o negativo. Un error abismal que hemos visto que Salud no ha permitido que vuelva a pasar.

La línea directa del coronavirus la han cortado en dos: ocios que pueden seguir abiertos con un aforo limitado porque están al aire libre y aquellos que entre paredes, no podrán volver a abrir.

Esto es tan simple como que nadie está prohibiendo la libertad de los jóvenes al uso y disfrute de los clubes. Pero si una persona no es cívica, hay que tomar medidas. Y esas medidas afectaran a este tipo de locales.

Es muy fácil culpar a los dueños de una discoteca -los cuales tendrían que imponer las normas de seguridad en todo momento, y aquí dos no se juntan si uno no quiere-. Pero también es importante que la población haga auto crítica -aunque el espíritu crítico es algo que se practica, no nace de la nada y pocas personas luchan por poseer el suyo propio y no imitar comportamientos y pensamientos de los demás-. Sin embargo, todos culparán al local, pero está en mano del individuo el respetar las normas de sanidad establecidas en la comunidad.

Ha hecho falta que las personas sean "amenzadas" con multas que van desde los 100 euros hasta 60.000 euros, para que se pongan la mascarilla y se mantengan a dos metros de distancia.

En los locales nocturnos, pasa algo parecido. Recordemos: no podemos mezclarnos entre otro grupo de personas diferentes a lo que van con nosotros y debemos permanecer en nuestra mesa. Si tu primo ha ido al mismo local que tú, te sugiero que te esperes a verlo en casa de tu tía y no pongas en peligro a los que van contigo, porque existen personas que son asintomáticas y nunca sabes donde pueden estar. Así que sí, tu primo, por mucho que tú lo niegues, puede incluso ser uno de ellos.

No es cuartar la libertad, es respetar la libertad del individuo que tenemos al lado. Muchas personas de las que van a esas discotecas y se mezclan a su libre albedrío, tienen personas de riesgo en su familia. Me pregunto qué pasaría si el COVID-19 llegara hasta ellos e hiciera una brecha que nunca podría olvidarse. Creo que el número de fallecidos en los últimos meses ha demostrado que nadie está libre de ser infectado. Y si es así, que entonces esa persona tire la primera vacuna y no esconda la mano. Pero como no es el caso, debemos ser prudentes.

En la prudencia reside la esencia de todo esto. Hay que comprender, entender y asimilar que las personas mueren a causa de este virus. No es algo sencillo, pero es algo que está a la orden del día. Y sin embargo, a las personas, como siempre, aun sabiendo el peligro latente, le das la mano y te coge el brazo y el cuerpo entero.

No vale señalar al de al lado y decir "si ese lo hace, yo también. Porque yo y todos lo hacemos". Exculparte incriminando otros comportamientos similares solo demuestra la poca conciencia que tienes. Lo poco que te importa el ser humano. Y lo poco que te importarán, en suma, las personas que corren más riesgo que tú de acabar en la UCI y un respirador. Porque en esta realidad, alguien peca si él mismo quiere, no hacen falta dos factores, con su sola persona basta.

Tenemos toda la vida pasar salir, "perrear", mezclarnos con más gente para conocerla e incluso compartir cubatas, cachimbas, y botellas a morro. Pero hoy no. Hoy no es el momento.

Hoy, la línea directa de contagios de coronavirus en Murcia está en los locales de ocio nocturno. Ellos no se pusieron duros con las medidas. Pero nosotros no respetamos tampoco las imposiciones por el bien común. Ahora toma acatar y obedecer a una imposición.

Por mucho que cueste oírlo, en cuanto faltamos a la libertad de los demás por vivir, no merecemos seguir teniendo la nuestra.

 

 

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