Aunque las cifras de la pandemia son esperanzadoras por el momento, aún es pronto para hablar de la vuelta a la absoluta normalidad. De hecho, nada parece indicar que se vaya a salvar la Semana Santa puesto que estamos bajo amenaza de una nueva ola de la Covid-19. No obstante, muchos expertos optimistas aseguran que el verano de 2021 será muy parecido a los que disfrutábamos antes de la irrupción del virus.
Para mantener esta hipótesis parten del hecho de que un alto porcentaje de la población ya estará vacunada para entonces. Asimismo, aseguran que otra gran parte de la población ya habrá pasado el virus y también contarán con anticuerpos. Dos factores que podrían reducir considerablemente los contagios, las hospitalizaciones y muertes.
Así, los pronósticos más esperanzadores auguran un buen verano en el que se podrá visitar a familiares y disfrutar de viajes bares y restaurantes. De esta manera lo ha afirmado el medio The Atlantic en un artículo que recoge la opinión de expertos estadounidenses.
Y es que en Estados Unidos esperan que a principios de verano se alcance el 70 u 80% de población inmunizada, entre los que han pasado la enfermedad y los que ya han sido vacunados. Unas predicciones que cobran más fuerza si se tiene en cuenta una investigación reciente de la Universidad de Columbia. Esta estima que los casos de contagios de coronavirus en Estados Unidos serían hasta 5 veces más de los que muestran los datos oficiales. Lo cual indicaría que una gran parte de la población ya posee anticuerpos.
Al alto porcentaje de inmunizados también habría que sumarle el buen tiempo que caracteriza a la época estival y el aumento de reuniones al aire libre. Esto es algo que ayudará a mantener cifras bajas de contagios.
Teniendo en cuenta que estas predicciones provienen de Estados Unidos-el país con peores cifras- podríamos ser optimistas también en el caso de España. De hecho, hay especialistas que también apuntan hacia la misma teoría respecto al verano de 2021 en nuestro país.
Además, la suspensión de la Semana Santa y la previsión de una cuarta ola en los próximos meses puede provocar una caída drástica de las cifras antes del verano. Esta se consolidará gracias a las altas temperatura, ya que impulsarán las actividades en el exterior. No obstante, es una realidad que todavía queda bastante para dar el adiós definitivo al virus. De hecho, se hablar de una progresiva pérdida de protagonismo en un plazo de uno o dos años.
Tras ello, el SARS-CoV-2 no habrá desaparecido por completo, sino que habrá bajado su intensidad y se convertirá en una infección mucho menos letal como la gripe. Además, es probable que tengamos que vacunarnos durante varios años.