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Alicia Méndez, entrenadora y jugadora en el Real Murcia Féminas

Fermín Meseguer MateosFermín Meseguer Mateos - 17 de Mayo, 2021
Alicia Méndez, entrenadora y jugadora en el Real Murcia Féminas

“NO COMPRENDO QUE UN FUTBOLISTA PROFESIONAL GANE MÁS QUE UNA JUGADORA” 

Coincido en las inmediaciones del Polideportivo Municipal José Barnés con la jugadora y entrenadora del Real Murcia Féminas Alicia Méndez. 19 años, entrenadora de fútbol de las bases femeninas alevín e infantil del Real Murcia, y que actualmente juega en el R. Murcia Féminas como pivote defensivo en Primera Nacional femenina, que es el equivalente a la segunda división del fútbol español masculino. Desde los 8 años está con un balón entre los pies y disfrutando de este deporte. 

Alicia, ¿de dónde te viene esa vocación tan temprana por el fútbol? 

Mi padre jugaba con sus amigos en un equipo de fútbol en liguillas del pueblo. Cuando se iba a jugar por las noches y lo veía como se vestía las calcetas y las botas, siempre le decía: “papá, yo quiero ir a verte jugar”, pero claro, era de noche y me tenía que acostar. Tengo hermanos y primos mayores y me gustaba jugar con ellos, con mis amigos del colegio, porque en los recreos me metía a jugar con ellos. Hasta que un día le dije a mi padre: “papá, yo quiero ir a un campo de fútbol como tú ibas”, y me llevó al campo de fútbol de Alhama. 

¿Y qué pasó? 

Pues allí empecé a entrenar. Iba con mis compañeros de clase, que eran los mismos que jugaban en el equipo. Yo tenía mucha amistad con ellos. Me animaron a seguir, sobre todo Alberto, mi entrador en esa etapa, quien me ayudó mucho. Antes no estaba tan bien visto ni tan fomentado el fútbol femenino. Yo era la única chica que jugaba en el pueblo en aquel momento. Al final es difícil compartir vestuario con todo el equipo masculino siendo la única chica. A la hora de cambiarse me tenía que ir a otro vestuario, y algunos compañeros dentro del propio equipo no lo veían bien. No te tratan igual a la hora de jugar. 

¿Te refieres a los mismos compañeros? 

Sí. Había algunos que no lo veían bien. Cuando son pequeños no entienden mucho este concepto. Éramos sólo dos o tres chicas jugando en el pueblo. 

¿Por qué se ha dado en tan poco tiempo este auge, esta afición por jugar entre las chicas? 

Porque una vez que cualquier chica se vio capaz de jugar al fútbol con chicos, las demás la siguieron. El prejuicio era: tú eres chica, tus actividades son ballet, baile y juegos de mesa. Tú eres chico, puedes hacer baloncesto o fútbol. Al final creo que si a ti te gusta el fútbol pero te apuntan a baile y ves a una chica que está jugando al fútbol tú dices: “si ella lo hace, yo también puedo”. Hay un interés por el fútbol, pero ese prejuicio a que te comparen y/o te excluyan, influye mucho. 

 

¿Sigue existiendo, bajo su punto de vista, un rechazo en los patios del colegio por parte de los compañeros para evitar equipos mixtos? 

Sigue existiendo, pero no tanto como antes. Yo creo que en esas edades está dándose una evolución mental de la sociedad, por lo tanto, hay una parte de los niños que lo aceptan todo, que no van a juzgar a nadie, pero hay otra parte que sigue pensando que el fútbol es un deporte de hombres y que las chicas no van a jugar nunca. 

¿Qué respuesta hay que darle a ese niño y, por extensión, a un adulto, con  esa mentalidad? 

Lo que sería efectivo es enseñárselo desde pequeño en la escuela. Los padres pueden inculcarle esos valores, pero donde se supone que más tienen que aprender es en el colegio. Si tú a un niño le dices que jugamos al fútbol todos, niñas y niños, bailamos todos, tocamos raqueta todos y el balón lo tenemos todos, al final, cuando alguien venga a preguntarte si puede jugar, la respuesta va a ser “sí claro, todos podemos jugar”. Es algo que les deben inculcar, sobre todo los profesores, y cuando vean una discriminación de ese tipo, explicarle a ese niño que, al igual que él puede tocar un balón, una niña también puede hacerlo. Y aunque tenga menos destreza o condición física en ese momento, en vez de recriminarle, lo que tiene que hacer es apoyarle y ayudarle a ser mejor. 

La frase “hemos hecho un buen partido, pero a pesar de todo hemos perdido”: ¿predicas con ella o utilizas otros recursos? 

A mí me convence, porque si has hecho un buen partido que se ha visto desde la grada que así ha sido, que se ha aplicado todo lo que se ha entrenado durante esa semana, aunque el marcador haya sido en contra, si las niñas, si esas jugadoras han aprendido algo más que la semana pasada, a mí no me importa perder mientras vayan cogiendo experiencia. Que entiendan que aunque se pierda, si has jugado bien, te puedes ir satisfecha a casa. 

Foto: Carmelo Cabañero Fernández

¿Qué crees que puede despertar el interés en las jugadoras a las que entrenas por querer dar el salto al fútbol profesional? 

Ver que las futbolistas profesionales del Real Madrid, del Barça, puedan dedicarse al fútbol, puedan sentirse futbolistas. Entrenar por la mañana y por la tarde, poder ir al gimnasio. A mí lo que me impulsaría a dar ese paso es que me gusta mucho competir, aprender.  Es verdad que un ritmo de entrenamiento en segunda división no es el de un primera B, y por eso me encantaría llegar a ese nivel. 

 El RD 902/2020 aboga por la igualdad retributiva por sexo. ¿Debe llegar al fútbol profesional esta condición salarial? 

Debe llegar, porque un futbolista dedica el mismo tiempo que una futbolista en cuanto a entrenamientos, partidos y desplazamientos, y no comprendo que un futbolista pueda cobrar veinte veces más que una jugadora. Si un futbolista se lesiona, se jubila y tiene la vida casi resuelta porque ganan mucho más. Nosotras nos retiramos del fútbol y nos tenemos que poner a trabajar, cuando realmente te has dedicado plenamente a ello. 

¿Qué valores les transmites a tus jugadoras? 

La humildad por encima de todo, el compañerismo, que sean competitivas y las ganas de jugar y ganar. 

¿Llegarán algún día a llenarse los estadios de fútbol para ver partidos de la liga femenina? 

Yo espero que sí. Hay partidos de primera división que han llegado casi a llenarse. Sería muy bonito ver un partido de fútbol femenino con la grada de un estadio como el Camp Nou, o el Wanda lleno de gente. 

¿Irían los familiares, amigos y aficionados a ver partidos de las bases si se les cobrase una entrada simbólica para sufragar los gastos del equipo? 

A mí no me importa pagar por entrar a ver un partido. Al final, si pienso que me están cobrando una entrada pero es para un amigo, un familiar que tiene a su hija o su sobrina jugando en ese equipo y quiero ver fútbol de cantera,  sabría que ese dinero es para ayudar a los gastos de las jugadoras y del club. 

Si tuvieras a una empresaria delante de ti, ¿cómo la convencerías para que patrocinase y ayudara en los gastos de desplazamiento, material deportivo, etcétera? 

Le presentaría nuestro proyecto, cómo lo vamos a enfocar, y le diría que, al igual que ella ha llegado donde está, queremos que las jugadoras sigan luchando para conseguir su objetivo de ser jugadoras profesionales y que tengan los medios necesarios para poder hacerlo. 

¿Qué material deportivo os vendría bien? 

Nos vendría bien para los entrenamientos más balones, conos y petos, equipación doble, escaleras para hacer coordinación con las niñas, sufragar los gastos de desplazamientos a otros municipios, bebida isotónica o agua embotellada para los partidos, bolsas de deporte iguales para todas las jugadoras. 

¿Tus jugadoras entrenarían y saltarían al campo de otra manera sintiéndose abanderadas por ese o esa patrocinador/a ajeno al club? 

Las niñas, ya con ocho y nueve años saben qué es importante. Que lo que tienen que defender es un escudo que es muy grande, y si tú les das una mochila, una equipación, les haría muchísima ilusión y les motivaría ver como alguien ajeno al club también las apoya. 

¿Se dan charlas en los colegios para fomentar la igualdad en este deporte y animar a chicas a que lo practiquen? 

Recuerdo que el año pasado, que jugaba en el Lorca féminas, compañeras mías iban a colegios a dar charlas sobre fútbol femenino para impulsarlo y para que las niñas vieran que también pueden disfrutar de esta disciplina deportiva. 

¿De qué se habla en esas charlas? 

Una vez delante de los alumnos, éstos les hacían preguntas de por qué les gustaba el fútbol, cómo habían llegado hasta ahí, la categoría donde jugaban, horas de entrenamiento. Muchas niñas preguntaban cómo podían apuntarse, como podían jugar, y algunas de ellas, a raíz de escuchar estas charlas, iban a los entrenamientos de las bases para ver cómo era. 

 Entonces, ¿os han llegado chicas a través de estas acciones que de otro modo quizá no hubiesen tomado la decisión de ir a entrenar? 

Para mí, como jugadora, es una satisfacción que una niña te pregunte cómo puede llegar a hacer lo mismo que tú, después de haber escuchado tu historia de cómo has llegado a ser profesional, cómo te apasiona lo que haces y que después lo intenten, es muy satisfactorio, la verdad. 

¿Le han pedido algún autógrafo? 

(Alicia sonríe). No, aún no. 

¿Ve al Real Murcia algún día en primera división, y me refiero al femenino? 

La verdad es que sí. Este año me vine al R. Murcia Féminas por el proyecto que tenía, pero a la hora de comenzar la pretemporada fallaron jugadoras. Una cosa es apalabrarlo y otra firmarlo, pero pienso que la liga de segunda división este año tiene un nivel algo más bajo que otros años al haberse creado hace dos años la primera B, por lo que el nivel está más equilibrado. Antes se veía la parte de arriba, donde estaban los equipos que iban a disputar el ascenso, los del centro, que éramos los de siempre, y los de descenso, que ya sabías más o menos quién bajaba. Ahora, con la primera B es una buena posibilidad para poder meterte en una fase de ascenso y llegar a primera. 

¿Qué plus cree que hace falta para culminarlo y en qué tiempo? 

Haría un proyecto a medio largo plazo, cuatro-cinco años. Pero realmente creo que el R. Murcia Féminas es el equipo que más posibilidades puede tener porque tiene los medios, tiene un estadio que está muy bien cuidado. Es un estadio de primera división, por lo tanto, para poder ascender a primera división necesitas esas condiciones que el club ya tiene. Actualmente jugamos en el Barnés para no dañar el campo del Estadio Enrique Roca. 

¿Qué aporta el fútbol en tu vida? 

Me aporta relacionarme con personas. He hecho amigas. A mi mejor amiga la conocí cuando empezamos juntas en un equipo de Alhama y nos llamaron a la selección murciana. Allí conocimos a muchas más, cada una de un pueblo distinto de la Región, y luego intentábamos vernos cada fin de semana o cada dos fines de semana quedábamos en casas, hacíamos una convivencia y son amistades que, pienso, me voy a llevar para toda la vida. 

A nivel de personalidad, el fútbol me ha ayudado mucho a saber controlar emociones, los altibajos — y me refiero a cuando ves algo que no te está saliendo bien—, saber controlar y pensar que no se acaba ahí el partido, que tienes que seguir jugando porque no se acaba tu carrera. Tienes que aprender a mejorar para el fin de semana siguiente hacerlo mejor, superarte. A mí el fútbol me aporta mucha felicidad. 

 ¿Qué es lo mejor y lo peor que has escuchado desde el banquillo, como entrenadora, de los aficionados que han asistido a partidos? 

Como entrenadora lo mejor que escucho de la grada y lo que más me gusta escuchar es que alguna jugadora no está haciendo un buen partido, no es su día, y ver cómo la grada la anima como si fuera su hija y la levantan el ánimo, sea o no familiar. Y lo peor —y no lo tolero— es cuando los padres se meten con el árbitro o con las jugadoras. Eso ni lo comparto ni lo permito, porque me parece una falta de respeto. Para ver fútbol no hace falta despreciar a tu rival. 

¿Y como jugadora? 

A mi padre animarme. Porque para mí, mi padre es un referente, lo es todo. Me da fuerzas. Lo peor: ¿saco colores? (sonríe). Yo he escuchado barbaridades: desde decir “iros a fregar, iros a limpiar”, gente que ha saltado de la grada al campo a increpar. 

 Y ¿os habéis planteado retiraros de un partido ante un comentario así? 

Al final, sinceramente, no me retiraría de ningún partido. Si esa persona cree que no estamos jugando bien,  que se meta al campo y que haga lo mismo que estamos haciendo nosotras. 

 ¿Hay padres que hacen de “técnico” desde la grada? 

Eso existe. Durante el partido nadie me lo ha dicho, pero después del partido sí me han comentado desde el respeto cosas que creían que no se habían hecho bien. Yo escucho todas las opiniones e intento aprender de ellas, porque pueden tener razón, y lo analizo de la mejor manera posible. Pero lo que no comparto es que un padre me diga “mi hija tiene que jugar aquí” o “mi hija tiene que hacer esto”. Tú estás viendo cómo juega tu hija, pero yo estoy viendo cómo juega el equipo, porque a lo mejor tu hija es buena jugando de extremo, pero favorece más al equipo jugando de lateral y gracias a que está de lateral tenemos la portería a cero. Es ahí donde a los padres les cuesta más entenderte.  

Y hablando de portería, ¿les gusta a las chicas jugar en esta posición o son más reacias a ocupar este puesto? 

Sí, yo no sé si es porque se aburren o por temor al impacto del balón, pero prefieren jugar en otras posiciones. 

 Salvando los colores y el escudo que defiendes: ¿cuál es tu equipo preferido?  

El Atlético de Madrid femenino, por su estilo de juego. Es algo que van inculcando en ese escudo 

¿Y tu entrenador favorito? 

Personalmente, y sin menospreciar a ningún otro entrenador, tras haber tenido varios, a mí el que más me ha aportado como jugadora y como persona ha sido Sergio Sánchez, que fue mi entrenador el año pasado durante media temporada hasta Navidad. 

¿Cuál ha sido tu momento más difícil, futbolísticamente hablando? 

El primer año que me fui al Lorca porque me tiré toda la temporada casi sin jugar. Al final, cuando estás entrenando bien, estás haciendo las cosas bien y no juegas, es más difícil permanecer en el banquillo, porque tienes que entender que a lo mejor no es lo que necesita el equipo. La decisión del entrenador va a misa, y hubo un momento en que pensé en dejar el fútbol, ya que le dedicaba mucho tiempo y no veía resultados. Entrenando se mejora, pero donde más se aprende es compitiendo en los partidos. 

¿Una diferencia entre el fútbol masculino y el femenino? 

Creo que nosotras no paramos tanto el juego por faltas, porque rompe el ritmo del partido. Nos gusta el dinamismo; jugar. También la técnica. Los jugadores que no tienen tanta técnica la contrarrestan con la velocidad y la fuerza. En los partidos de fútbol masculino se ven más balones a espalda, los extremos muy rápidos, un delantero que tiene que llegar con mucha velocidad. En el fútbol femenino tú ves más toque antes de llegar arriba, no ves tantos balones al hueco, los ves más al pie. Ves a alguna jugadora que puede zafarse de cuatro o cinco rivales tranquilamente, que tienen una técnica impresionante.  Lo mismo al chutar a portería. No tenemos tanta potencia al disparar, sin embargo le dices a una jugadora que la meta por la escuadra, y la pone ahí porque tiene mucha técnica que, en cierto modo, compensa esa diferencia de fuerza física. 

Para cerrar esta entrevista, Alicia: anima a alguien que esté un sábado o un domingo en casa, a acercarse, cuando las restricciones lo permitan, a ver un partido de fútbol femenino. 

Los animo a que vean al equipo en el que juego y al que entreno, porque puede llegar a disfrutar de un fútbol distinto. Van a ver la ilusión con que las niñas juegan, van aprendiendo y mejorando partido a partido. Si tú vas a verlas a un partido hoy y las ves dentro de tres meses, cuando las vuelvas a ver, van a jugar de forma distinta, más rápido, y vas a ver un equipo dentro del campo y cómo defienden el escudo de la camiseta con la que juegan. 

Firma: Juan Fermín Meseguer Mateos

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